jueves, 5 de marzo de 2009

PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES

PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES

pubicado por arturo perez-reverte en el xl semanal


Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas
analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente
de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición.
Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos.
Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras- de
Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el
mes sin mentaros -el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la
madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la
enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis
posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda
todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las
aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el
análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el
mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza,
sois culpables de que España figure entre los países más incultos de
Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios
privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de
enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las
materias evaluadas.



Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra
arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta
contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace
menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa
2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de
todo a la Logse de Maravall y Solana -que, es cierto, deberían ser
ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural-, pasando por alto que
durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el
amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en
materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la
privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique
de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos,
ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y
Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia
feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación
de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno
ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene
la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una
ministra de Educación, la señora Cabrera , capaz de afirmar impávida que
los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de
maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino
que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de
responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los
jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.



Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente -recuérdame que te lo comente la
próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española-.
Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de
cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal
lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento
educativo, fruto del país que tenemos»
Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania
grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes,
Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada,
la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años,
al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y
ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y
génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu
igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo,
tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira
p'alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de
tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los
políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento
educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco
, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el
franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias , José Manuel
Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro
Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los
que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un
imbécil, que un malvado.

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