Borrador para Indymedia
Que si Bolonia para arriba, que si Bolonia para abajo.
Con un mundo tan atestado de especialistas, a veces resulta difícil hablar de temas, espacios o experiencias en las que estamos metidos/as hasta la médula y cuyas consecuencias de todo tipo afectan a una gran parte de la población mundial.
Como en todos los textos institucionales, se pueden encontrar en el Plan Bolonia verdaderas maravillas que de tener la suerte de que no se quedaran en "agua de borrajas", tod@s "nos podríamos dar con un canto en los dientes".
Porque el aula convencional es una frontera muy fuerte. Quien no la ha padecido, desde fuera la ve como una verdadera aberración. Quien la padece y la vive a diario es presa ineludible del "síndrome de Estocolmo", y aunque raje de vez en cuando desde lo más profundo de su corazón al final, o le echa la culpa al alumnado o a quien sea, pero sigue ahí erre que erre.
En el Plan Bolonia se fija que las aulas deben tener sillas móviles, para poder complementar la "Lección Magistral" con actividades más participativas como grupos de trabajo y seminarios.
Una leve mirada a nuestro alrededor quizás cause en este sentido una sensación de desolación al respecto. Por curiosidad: ¿que porcentaje de aulas universitarias públicas están hoy día dotadas de sillas móviles? No estaría mal que con la cooperación que permite internet pudiésemos tener pronto alguna respuesta a esta pregunta.
Que si el problema es económico. Que si en "mi" clase "tengo" tropecientos alumn@s y sin ayuda de nadie más no puedo gobernar a tanto personal...
Pero de qué y de quienes estamos hablando. El alumnado son personas adultas (eso sí, más o menos "adulteradas" por el sistema educativo dominante: no digamos el profesorado) que vienen a aprender y a disfrutar mientras aprenden.
Tras cuarenta y más años de desarrollo de lo que se llama "Educación Alternativa", en la que el punto clave es la participación de todas las personas, muy expresamente, en el proceso educativo, creo que ya es hora que las ventajas bien demostradas por ese tipo de educación desembarquen poco a poco en las universidades.
Las ventajas son todas. Veamos los supuestos inconvenientes. Es muy diferente lo que opinan de estos inconvenientes las personas que raramente han participado en ese tipo de educación, de lo que opinan las personas que prácticamente solo conocen "la cruz de la moneda", es decir, la clase convencional.
El ánimo de este escrito es sin duda provocar. Como la campaña "Exa-merde" que hicimos el curso pasado, y cuyas ricas intervenciones y debates están dando fruto también ahora en este escrito.
Si las aulas convencionales predican con su práctica diaria el inmovilismo físico, corporal, pues resulta lógico que las personas así inmovilizadas no encuentren quizás eco en esta denuncia y propuesta, que precísamente trata de que las aulas no sigan produciendo seres que no se movilizan, ni dentro del aula ni fuera. Sería como la pescadilla que se muerde la cola. Un aparente círculo vicioso. Pero para eso está la Lógica Borrosa que en su enunciación básica ya deja claro que todos los procesos son, de alguna manera, recursivos.
Para otra gente esto parecerá otra más de las utopías que nunca se harán realidad, porque bla bla y bla.
Recientemente dos pisos más abajo de donde escribo esto, en la Facultad de Ciencias, me encontré a la puerta del Departamento de Biología Celular, con una plaquita que anuncia que en ese departamento se investiga sobre enfermedades neurodegenerativas y que pertenecen a una red regional sobre el tema. Sería en parte porque esta plaquita queda muy cerca de una de las aulas, que se me ocurrió así, de buenas a primeras una pregunta al aire: ¿producirán las aulas covencionales una enfermedad neurodegenerativa?
Cuando se investiga desde un punto de vista generalista, como hace el que esto escribe, que se considera biólogo generalista, cualquier pregunta o cualquier detalle en una conversación, o periódico puede aportar una información muy útil para seguir construyendo conocimiento. El generalista es un nómada. Es habitante en especial de las fronteras, las partes sin duda más ricas de los ecosistemas y sistemas de todo tipo. El pensamiento entonces fluye fluidamente, entre otras cosas porque en general se carece de prisas. Cuando miras a tu alrededor te sigue sorprendiendo cada día las enormes prisas de colegas especialistas. Porque hemos hablado de la abundancia de especialistas y ahora tendríamos que añadir la abundancia de prisas en esa abundancia de especialistas.
Total, en sintonía total con David Selby y su grupo de Educación Global, a veces pareces un extraterrestre, porque aprendes absolutamente de todo y en cualquier situación. De alguna manera todo te interesa, de todo sacas partido. Porque te pagan para eso. Para aprender. Y para aprender a no callarte los resultados de tu investigación.
Y eso es lo que estoy haciendo hoy aquí, hablando del aula neurodegenerativa.
Y pensamos que el aula convencional es neurodegenerativa porque nos gustaría comparar el cerebro de personas que hayan sido educados en los dos sistemas que estamos hablando: aula convencional y educacion alternativa. Y otra comparación más. No se si os habrá llegado la onda de que los y las taxistas de Londres tienen más materia gris en el cerebro y que su cerebro crece, lo que implica que sus neuronas se reproducen, aunque sean adultos (este extremo reproductivo tendremos que confirmarlo).
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